jueves, 24 de agosto de 2006

Del Jordi a Arab Strap.

Viviendo –a veces creo que sobreviviendo- en Barcelona me dediqué durante unos buenos meses a ganarme la vida traduciendo al inglés ciertas investigaciones de mercadeo asociadas con la industria farmacológica. En una oportunidad cayó en mis manos una entrevista hecha al director de un centro psiquiátrico de Manresa. El doctor resultó un gran narrador, tenía sentido del humor, así que, aunado a que si tenía las dos horas de entrevista traducidas para el día siguiente me embolsillaba 81 euros, acometí con gusto la tarea.

La entrevista giraba en torno a si el doctor estaría dispuesto a utilizar en su centro psiquiátrico cierto nuevo medicamento X recién introducido al mercado europeo, un poco más caro que los demás, monodosis, incoloro, insaboro, con mayor eficacia, gran seguridad, mínimos efectos secundarios, en presentación líquida, ya probado con éxito en Inglaterra y que se pensaba introducir muy pronto en España. El doctor responde con una negativa. No, ni de casualidad. Y ante la insistencia del entrevistador responde con el siguiente argumento.

“Mire, en el centro psiquiátrico de Manresa que yo dirijo, existe un paciente recluido que se llama el Jordi. Él está convencido de ser la última reencarnación de Jesucristo. El Jordi tiene una auténtica cruzada en contra de los doctores y los medicamentos, a quienes considera, por igual, obras de Satanás. Hace unos meses se nos ocurrió rescatar un estanque muy bonito que teníamos en el patio. Lo limpiamos, lo llenamos de agua y vaciamos en él 200 pecesillos de colores de estos llamados Goldfish. Los pacientes estaban felices y nosotros también: “mira el pecesillo, qué lindo que es, éste se llama Ronaldinho, aquel de más allá se llama Carles Puyol, éste tan simpático se llama Deco” y así, los iban bautizando a los 200 y nos quedábamos horas, ellos y nosotros, contemplando el estanque lleno de peces coloridos.

Hasta que cierto día se nos ocurrió introducir un nuevo medicamento de estos revolucionarios, novísimos, que sabe a agua, que huele a agua, que parece agua, pero que es la leche (lo máximo): para sedarlos pero no tanto, para hacerlos dormir pero no tanto, para que tengan apetito pero no tanto, para que estén despiertos pero no tanto, para que no estén tan agresivos pero tampoco tanto. Estuvimos prescribiendo la medicación durante algunas semanas. No hubo crisis en ese lapso, tampoco hubo grandes mejoras. Sin novedad. Excepto que comenzaron a morirse los peces del estanque.

Nos enteramos con el tiempo de que el Jordi había regado la voz entre todos los pacientes de no tomar de ese agua que venía en vasitos plásticos, que era la nueva forma en que venía presentado el diablo para meterse en sus cuerpos. Que la lanzaran al estanque. Así que los únicos que estuvieron medicados durante semanas con el producto maravilloso y carísimo –igualito al que Ud. me quiere volver a convencer de usar- fueron los goldfish del estanque. Y de los 200 no quedó ni uno”.


Descubro hoy este video de Arab Strap que nunca antes había visto. Vuelve fresca toda la historia de Jordi y los internos del psiquiátrico de Manresa a mi memoria. Llevo rato buscando en mis archivos la traducción al inglés y sueño (ingenuamente, absurdamente) que a lo mejor por una casualidad extrema –eso que llaman la teoría radical del azar- los escoceses de Arab Strap acaso ya la conocían. Incluso antes haber sido escrita.

Arab strap Cherubs

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena la historia, la musica, no tenia idea de la existencia de estos tipos... y que lance la primera piedra el primero que no este loco entre nosotros.

EBE dijo...

No pude oir el YOU TUBE (don`t worry intento más tarde) pero no quería dejar de comentar el post...interesante posición del galeno (son raros los que no sucumben a las "maravillas" de la farmacología)

EBE dijo...

....amén de que el argumento estuvo contundente!

Clavel Rangel dijo...

¿Desde cuándo hay diferencia?