miércoles, 14 de julio de 2010

Reflexiones fuera de juego


Se fue el mundial y nos dejó un hueco en casa como cuando hemos recibido durante un mes a un familiar o a un amigo, nos acostumbramos a él, lo hacemos parte de la rutina y de pronto llega el día de hacer sus maletas. Es el momento de despedirse y tranquilo que yo vuelvo o ustedes van para allá, sí, seguro que nos vemos, que igual nos hablamos por teléfono y siempre está el correo, ahora uno siempre está más cerca, más conectado.

Ya saben, esas cosas que se dicen como para que, por algún extraño sortilegio, los cuatro años a la distancia se achiquen hasta la mitad.

Me he quedado, en medio de esta saudade futbolera, pensando en esas cosas que cuando uno por fin logra elaborar ya han pasado los 90 minutos y la prórroga y los penales y, por lo general, ya ganó el equipo contrario.

-Lo primero que se me viene son unas líneas sobre Maradona y la selección argentina. Yo siempre, lo saben los que me conocen, le he ido a Argentina. Desde que vi mi primer mundial a los 6 años, la final de Argentina contra Holanda en 1978, mi papá me preguntó: Chamo, y tú a quién le vas. Y yo dije: Yo voy por los de las rayitas. Y nunca más pude cambiar de opinión. Esas cosas no las escoge uno, simplemente la vida las pone así y te hace apoderarte de ellas. Mi suerte estaba echada. Por momentos he estado convencido de ser el fanático más apasionado que tiene la albiceleste fuera de Argentina. Y sin embargo no se puede ser tan ciego ni tan idiota ni tan descarado. La mediocridad de Maradona como técnico es inconmensurable, es un despropósito, un bochorno. Se merecía los 4 goles contra Alemania, para que aprendiera a callarse la boca, a ser humilde, a reconocer por primera, única y oportunísima vez en su patética vida que la había cagado, que lo único que tocaba era aceptar la derrota, bajar la cabeza y renunciar. Un poco de dignidad, por favor.

- Lo de Maradona en relación con ciertos presidentes latinoamericanos es de un paralelismo espeluznante. Es el imperio de los bocones, de los que no saben pero no paran de hablar, de los que arman sus parapetos a punta de nepotismo y de fidelidades tan incondicionales como idiotas y nocivas, y juran que así se hacen las cosas. Su máxima es: “No tengo idea ni estrategia ni invito a participar a los que de verdad saben; porque sólo con mi aura, sólo con mi guiatura espiritual basta para que todo nos salga bien”. Y la vida les da revolcón tras revolcón, y con ellos a todos los que -queramos o no- estamos subidos en ese mismo autobús; pero nada que nadie aprende nada con la experiencia. Pertenecen a la nefasta raza de los maridos que insultan, golpean, denigran, humillan pero cuyas mujeres (y súbditos) los perdonan aún con los ojos morados y los huesos rotos, y cuando pasa el temporal dicen cosas como: “Lo que pasa es que cuando él no se pone violento es cariñoso y por lo menos tengo a alguien que me quiere”.

-Que muchos aún quieran a Maradona para el 2014, mientras otros quieren reelegir a sus pésimos gobernantes hasta el dos mil siempre, nos habla de un pueblo que no tiene criterio, que no sabe escoger y por eso está condenado a escoger siempre mal.

-En las antípodas del caso Maradona tengo que colocar con gesto de sombrero a dos maestros de la ecuanimidad, del trabajo serio, de la palabra correcta, de la caballerosidad y la hidalguía (tan escasas en este mundo atiborrado de charlatanes y mediocres con ínfulas): el español Don Vicente del Bosque y el profesor uruguayo Óscar Washington Tavárez. Señores, mis respetos.

-España ha sido un digno campeón. En el fútbol no siempre los mejores ganan, pero esta vez sí. Finalmente ganan los que lo merecen y, además, lo hacen sin atenuantes. Quiero pensar que el triunfo de España en el fútbol es un símbolo de los 4 años de prosperidad que le tocan ahora a este planeta. Un mundo nuevoo donde los que lo hacen bien, sin mezquindades y trabajando en buena ley vuelvan a ponerse moda.

-Fue un buen mundial. A pesar de los árbitros, a pesar de que la FIFA está pidiendo a gritos ser modernizada y remozada con urgencia. A pesar de que los equipos africanos no fueron lo que se esperaba. Fue un mundial apasionante. Un mundial que por un mes nos puso a pensar en otras cosas, a hablar de otras cosas, a encontrar motivos para compartir y reír. Un mes de pausa para la idiotez, la mezquindad y el odio que se han apoderado del día a día.

-Curiosamente fue un mundial donde se presentó algo inédito en 100 años: había un minuto de delirio por partido. Un minuto desquiciado donde pasaba de todo. Había dos penales, tarjetas rojas, manos en la línea de meta que no eran las del portero, la gente se desmayaba, hubo desnudos, pasaba absolutamente de todo en apenas 60 segundos y de pronto se acababa la locura y seguía el partido como si nada.

-El día en que nos demos licencia para proponer a los nuevos héroes a quienes deberíamos estudiar, seguir y relatar, por favor que nadie se olvide de Diego Forlán. Quizás la decisión más acertada de todo el mundial fue fijarse en Forlán como el mejor jugador del torneo; es un premio no sólo a un magnífico mundial, sino también a una trayectoria del mejor futbolista de la actualidad de un país que, a la calladita y con una garra que ya nos gustaría tener a muchos otros, ha colmado al fútbol de sorpresas y gestos épicos.

-Aunque suene contradictorio: menos mal que Forlán no metió ese gol de último minuto contra Alemania en el partido para dirimir el tercer y cuarto puesto. Ese travesaño después del tiro libre salvó a medio Uruguay de un infarto masivo. Iba a ser demasiado. Yo pienso en Paola, en Vivi, en Daniel, gente muy querida y muy uruguaya, pero tienen que cuidarse porque, a pesar de todo lo que se notan y todo el ruido que hacen, los uruguayos son muy poquitos.

- Por cierto que Paola me mandó desde Montevideo esta belleza de imagen, tomada de un café cercano a su casa, algo que habla de esas cosas que apenas un mes de fútbol logra mientras decenas de años de revolución fracasan:

PD: No, no voy a hablar del Pulpo, a ese pana lo dejamos para otro post.

9 comentarios:

María Antonieta Arnal Parada dijo...

Yo también desde 1990 me gusta Italia, y no soy de origen italiano. Simplemente me gustó como jugaban y desde entonces, me he mantenido fiel a ellos.

Esta vez Italia quedó de última en su grupo. Pero así es el juego. A veces se gana y otras se pierde. Y es mejor así. Para que no se crean la gran cosa y sean humildes, y trabajen mejor la próxima vez.

Muy bueno el post.

J. M. Guilarte dijo...

Interesante resumen, con una buena dosis de humor (fue buenísimo lo del pulpo en la posdata). Saludos.

Hans Graf dijo...

Pana, extra fino. Comparto contigo lo que yo, durante mi delirio mundialista, tuve el valor de escribir.

http://nidodelkuntur.blogspot.com/

El post se llama

Por el bien del juego...

Unknown dijo...

El primer equipo que vi ganar, sin entender ni medio de esto, fue alemania en el 90 y me quedé con ellos hasta el sol de hoy

mi mejor partido EEUU-Ghana, porque dejaron todo, y el momento que siempre voy a recordar el tiro libre de forlan en el último minuto... si lo mete eso daba 30 mins más de mucho fútbol pero hacía que se le pusiera difícil a alemania pero ya para ese momento uno estaba medio queriendo que ganara uruguay pero los alemanes tambien merecían. En fin, demasiadas emociones juntas en una sola jugada.

A Forlán sólo lo eclipsa Paul :P

Anónimo dijo...

No me extraña tu brillante análisis del Mundial.Lo esperaba
Asi, como dice el padre Ugalde , el fútbol es su "pasión deportiva", se que para Urriola también lo es.

Anónimo dijo...

De acuerdo en (casi) todo, sobre todo en tus apreciaciones sobre las personas (Forlán, Maradona, Del Bosque, Tavarez... y los innombrables del patio)... yo también veo Mundiales desde el 78, pero a mí este me pareció con mucho el peor (y agravios de antifútbol aparte, que sí, que el arbitraje fue el más infame del que tengo memoria, cómo extrañé a Pier Luigi Collina tanto como aborrecí a estos colegiados que honraron todos los clichés, sin saltarse uno solo)... justo lo de España (que, con selecciones mejores en el papel no llegó ni a la mitad, y que con esta coronó el doblete), justo lo de Italia, Brasil y Portugal (porque tanta mezquindad y soberbia no pueden quedar impunes), justo lo de África (hizo lo justo, ni un poquito más y fue bastante)... yo me quedo con EE.UU., que hizo todo cuando nadie los estaba mirando (porque a nadie le importaba madres, y menos a otros que no fuera ellos mismos), con Japón (que fue, con Alemania, el único equipo que de verdad descifró como equipo a la Jabulani infernal esa), Eslovaquia y Ghana que le pusieron de la última a montones (pero solo a ratos, bipolares ellos, me ilusionaron con un batacazo que rescatara al fútbol de este estado de cosas)... y Forlán, otra vez, que será recordado hasta por el gol ese que casi mete en el último segundo: un artista del perdido arte del fútbol, ése que no se asoma por un Mundial desde 1994, de cuando se jugaba con chorcitos más cortos, con más riesgo, desparpajo e impudicia y no con esta gazmoñería resultista del Opus de ahora: de verdad no pasaron de cinco los partidos en los que no me quedé profundamente dormido.
Mi triste decepción fue Holanda, que quiso sacarse las faltas que les hicieron en las dos finales previas a punta de carajazos y tae kwon do: en esa final del 78, yo me incliné por los otros, no los de rayitas, porque veía que los de rayitas y el público y el árbitro les estaban cayendo encima hasta con el tobo, que el estadio era un asco inmundo lleno de papel toilet, y yo los veía solos y apabullados a los otros, pero jugando sin bajar los hombros, y llevando los palos con el estoicismo de una piñata... una lección de vida: si esta Holanda del 2010 hubiera ganado, habría sido una victoria deshonrosa que hubiera abochornado el legado del 74, del 78 y de las selecciones que les siguieron... el técnico dejó bien claro que se cansaron de recibir loas por su juego y no tener el palmarés que hiciera juego, que ya estaba bueno de palmaditas y simpatía, que querían la estrellita en la camiseta a cómo diera lugar, que no lamentaba el papelón, sino no haberse salido con la suya, muy maldita sea... esa medalla metida con asco en el bolsillo no se me va a olvidar, esa amargura, esa malcriadez, también me recuerdan mucho a mucha gente de por estas calles cuando las cosas no les salen como planeaban...

the goddamn devil dijo...

ok ok
debo admitir que yo solo vi un juego del mundial y ni siquiera lo vi completo, pero igual me entere de casi todo lo que paso...
lo de maradona y los gobernantes es la señal inequivoca que por aqui nadie, o casi nadie quiere tener el control de su vida, sencillamente es mas facil creer en un mesias que te saque la pata del barro o te de las esperanzas...
España es el claro ejemplo que para ganar debes hacer un gol más que tu oponente, a lo mejor no fue con juego bonito, aunque nunca existio, pero se hizo pues y debemos felicitarlos, porque algo que tuvo España fue oficio, cosa que en Argentina, Brasil o Portugal como se olvido...
y Uruguay, me quito el sombrero punto...
así que se acabo el mundial, y ya podemos ir tranquilos esperando el proximo puente y las nuevas noticias, la normalidad, si se puede llamar asi, poco a poco viene como el borracho que le va pasando la pea luego de una noche hardcore...
saludos, muy bueno

Jose Urriola dijo...

Muchas veces he escuchado debates de si las nuevas escrituras en formatos digitales realmente se enriquecen con el "retorno" y el "complemento" de los comentarios de los lectores. Es decir, algunos sostienen que el post no está completo hasta que los lectores no aventuren por medio de su opinión escrita, algo que apoye, refute, complemente, haga trascendental, lleve el intercambio a otras instancias de reflexión. Mientras el lector no opine y no conteste la escritura sigue siendo la misma de siempre, pero cuando se enriquece con el intercambio online pues allí cobran nuevos sentidos los conceptos de escritura y lectura.
Perdonen la divagación, todo este vueltón (al más puro estilo de la selección colombiana de los 90) era para decirles que ustedes con sus comentarios han mejorado en grandísima medida estas reflexiones fuera de juego. Ahora sí hay gol.

Pablos dijo...

José, brindo por muchos de tus comentarios futbolísticos.
Solo quisiera recordarte que Maradona no estaba realmente solo, y mal acompañado, sino que ese triunfalismo que peroraba, también se sostenía en Messi y en sus primeros partidos, en Higuain, en Mascherano (y por qué no también en Palermo. Conocí gente que prefería un gol de Palermo a un gol de MEssi.)
El Diego demostró su incapacidad, y por eso CHAU Diego!. Pero algo hay que en verdad es muy positivo, y es que en buena hora fue DT de la selección, porque eso era en verdad inevitable.

Te invito a que conozcas al DT Ángel Cappa y que indagues su filosofía del fútbol. Eso te llevará a unos de los clubes más grandes del FÚTBOL, a River Plate, que tuvo que hundirse hasta las cenizas para recuperar su esencia futbolística. Ese mismo fuego recobrado también lo reconocimos nosotros, los hinchas en nuestro pasado, y en nuestros sueños gracias al DT, y a los colosales jugadores como los son Almeyda, Ortega y Carrizo.
Saludos
Pablo
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Para María Antonieta Arnal: Has omitido en tu comentario cualquier referencia a uno de los protagonistas, la Argentina. ¿En serio preferiste qué Italia le ganara a la Argentina?
Después de eso (no inmediatamente, claro), la mafia italiana ajusto cuentas con Diego y con el Pájaro Caniggia y le impusieron sanciones deportivas y fraudulentos antidopings.
Saludos
Pablo