Como todos los días, hoy pasamos durante
nuestra caminata matutina por la escuela de perros al aire libre del Parque
Líbano. Pero justo en el lugar donde suelen los perros jugar y entrenarse
amanecieron hoy enormes huecos, montañas de tierra y unas cintas rojas
delimitando el territorio de esas que dicen: "PROHIBIDO PASAR". La
escuela se les había convertido en un campo minado. Una zona de guerra. Un área
vetada. Y allí estaban todos los perritos alineados con sus entrenadores, al
borde del terreno tan familiar pero hoy tan ajeno, con expresiones de confusión
y profunda tristeza. Parecían personajes de ese cuento de Cortázar "Casa
tomada".
Ya saben de qué expresión les hablo. Nosotros
también sabemos de casas tomadas.